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Nuevo caso de engaño piramidal, las víctimas de un exceso de confianza
En estos tiempos donde abunda la información, todo está en línea y existe más de una fuente para verificar a una empresa o persona, dado que vivimos en el mundo de las ‘fake news’, connotadas personalidades vinculadas al mundo económico, político y a las finanzas públicas, así como personas de clase media con ahorros de muchos años cayeron en las garras de un despreciable estafador, Óscar Máximo Flores Lama, (FUENTE:GEC)
Operaciones de gestora Óptima Inversiones afectó a inversores sofisticados y jubilados. Rescatar la única empresa que el Óscar Máximo Flores Lama tiene a su nombre podría representar una esperanza para las víctimas.
“Me siento un cojudo”, me dice con vergüenza un alto ejecutivo de una compañía, quien es una de las casi 200 víctimas de una estafa por 70 millones de soles producto de los cuestionables manejos en el ámbito de las inversiones de Óscar Máximo Flores Lama, gerente general de la boutique financiera Óptima Inversiones, a quien se le acusa también de haber realizado un engaño piramidal o esquema Ponzi con esta empresa.
Lo curioso es que, en estos tiempos donde abunda la información, todo está en línea y existe más de una fuente para verificar a una empresa o persona, dado que vivimos en el mundo de las ‘fake news’, connotadas personalidades vinculadas al mundo económico, político y a las finanzas públicas, así como personas de clase media con ahorros de muchos años cayeron en las garras de un despreciable estafador. Este es el caso de Óscar Máximo Flores Lama, destapado por IDL Reporteros, fraude que desde hace días es la comidilla en los círculos financieros de Lima por el alto perfil de las víctimas.
Una de las víctimas fue nada menos que el fundador y exdirector del Instituto de Defensa Legal, Ernesto de la Jara. Mal que bien, al estar ligado a un medio de comunicación, encargó la investigación del fraude y él mismo lo hizo público, venciendo la vergüenza de autoidentificarse como uno de los ingenuos perjudicados.
De propia boca, De la Jara comentó a IDL: “Cuando Rosario (Díaz) me ofreció el producto, me dijo que mi plata iba a ser invertida en factoring (…). Te han recogido en carro con chofer, te ha llevado a las oficinas de Óptima. Rosario se presenta en tu casa, y a la primera consulta que tú tienes, viene y te explica”.
Si bien es comprensible el pudor y la reserva respecto a un tema enojoso, algunas fuentes en privado aceptaron conversar con Perú21 para tener un recorrido más completo del rompecabezas fraudulento. Los hilos de esta madeja recién aparecen.
Tipología de las víctimas
Las víctimas, tal como lo mencionan los propios entrevistados, se pueden clasificar en tres grupos. El primero compuesto por expertos que conocen el mundo financiero, que trabajan o han trabajado en este y que invirtieron en los fondos de inversión gestionados por Óptima Inversiones para diversificar su patrimonio. Según tres entrevistados de este grupo, lo invertido no representaba ni el 3% de todo su patrimonio.
El segundo grupo está conformado por personas de clase media, que han acumulado ahorros y que buscan una rentabilidad mayor de la que ofrecen las alternativas tradicionales, como los depósitos a plazo en cajas o inversiones en fondos mutuos.
El tercer grupo, que es el más sensible a este fraude, son las personas en etapa de jubilación como De la Jara, que decidieron sacar sus ahorros, fondos de la AFP o vender el inmueble, cuya renta iba a servir de pensión, para apostar por los fondos de Óptima.
El móvil, la excesiva confianza, el rebaño
A diferencia de otras pirámides que se caracterizan por ofrecer rentabilidades muy por encima del mercado, los entrevistados comentan que las ganancias esperadas por las inversiones a través de Óptima eran razonables e iban con las tasas promedio del mercado.
Así, uno de los productos que había despertado la oportunidad de inversión eran los fondos que apuestan en las compras de facturas o factoring. Este es un producto financiero que se caracteriza por comprar la factura a los proveedores de las empresas por un valor menor a dicho título, con el propósito de dotarles de liquidez, en un sistema financiero en que no todas las pymes forman parte del apetito de las entidades.
“Las tasas de retorno que ofrecían por la inversión no despertaban sospecha. Estas oscilaban entre 10% y 12%, interés que podrías conseguir en cualquier otro fondo que se dirige a los emprendedores”, nos cuenta uno de los expertos que fue víctima.
Piero Ghezzi, un economista bien reputado que trabajó en bancos de inversión extranjeros y fue ministro de la Producción, fue una de las víctimas.
Fuentes dijeron a Perú21 que Ghezzi terminó por invertir en Óptima porque, cuando conoció a Flores, este no tenía un mal precedente ni nada que haga sospechar que era un estafador. Además, la prosperidad de Ghezzi supera largamente los más de US$3.1 millones que invirtió.
No obstante, la marca personal Ghezzi fue usada por María del Rosario Díaz, una especie de bróker de inversiones, para jalar a otros inversionistas a Óptima.
Muchos de los inversores más sofisticados se dejaron llevar por la trayectoria del exjefe de Investigación de Mercados Emergentes en el Barclays Capital, con sede en Londres, y olvidaron hacer la debida diligencia a la hora de invertir en los fondos de Óptima. El efecto rebaño entraba en acción.
Así, en la medida que iban entrando más expertos de buena reputación como el economista Alonso Segura, exministro de Economía, y el ex gerente general de la Bolsa de Valores de Lima, Federico Oviedo, sirvieron de argumento de venta para que María del Rosario Díaz consiga más clientes, lo que generó un contagio tóxico.
Por fuera flores y por dentro…
Óscar Máximo Flores nunca despertó sospecha de nada. En primer lugar, en las gestoras en que trabajó, como Blanco SAFI, Blanco Consultora y Krese SAF, nunca tuvo problemas. Él dejó esta última para emprender Óptima Inversiones.
Según señaló IDL y se pudo corroborar con las fuentes, Flores llegó a constituir Óptima Inversiones SAFI, un sociedad de fondos de inversión, regulada por la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), con Piero Ghezzi, a sugerencia de este último para garantizar la transparencia de la gestión. Sin embargo, se sabe que Ghezzi vendió su participación por no estar de acuerdo con cómo Flores gestionaba la firma.
No obstante, eso no representaba hasta ese momento ningún fraude. Recién a fines de 2021, en plena pandemia, Flores dejó de cumplir con los pagos, lo que despertó las alertas de los inversores más sofisticados.
Se sabe que la gran mayoría de ellos, alrededor de unas 10 personas, optaron por no retirar sus fondos ni sus intereses para evitar que Flores termine por perjudicar a más personas. Esto, porque, a medida que más gente intente rescatar su dinero, ello incentiva a Flores a atraer a nuevos inversores para ‘tapar el hueco’ (el esquema Ponzi). Algo que de todas maneras hizo, pero iba a ser más perjudicial si los expertos sacaban su dinero porque eran los que tenían más recursos.
CICA: La última esperanza
Para pagar a todos los inversores que hicieron fuerza para retirar su dinero, Flores tomó recursos de la empresa CICA, una consultora que brinda servicios a la minería, que adquirió con la plata de los inversionistas y en la que se puso como dueño.
Según las fuentes, en este momento, CICA es una empresa que por su insolvencia ya hubiera sido cerrada de estar regulada por la SBS. No obstante, tiene un poco más de 20 años en el mercado con buena trayectoria y, de reflotarla, puede significar una esperanza para las víctimas.
Sin embargo, se debe buscar la forma de sacar a Flores de la compañía, algo que podría ser complejo considerando que la empresa puede representar el seguro de vida de este timador para evitar que lo pongan entre rejas.
Actualmente, Flores, quien no respondió a nuestra llamada, vive en Lima. Se ha presentado ante la justicia y ha usado como argumento que, como cualquier inversión, se pueda ganar o perder.
Se sabe que el implicado llegó a tener hasta seis carros, pero se deshizo de estos, así como de cualquier otro patrimonio para evitar que se lo quiten.
Por su parte, Díaz también está suelta en plaza asesorando a algunas de las víctimas para poder rescatar sus recursos.
Este caso tiene más aristas por desarrollar. En primer lugar, no existe ninguna política que promueva que personas con poco conocimiento de inversiones apuesten por sistemas no regulados. Por otro lado, llama la atención el desempeño de la SMV. En junio de este año, tras más de un año de que se cerrara Óptima Inversiones SAFI, el regulador ha emitido un par de resoluciones que sancionan a la empresa por no entregar su información financiera a tiempo. Quizás podría haber ayudado a detectar la clase de persona que era Flores, advertencia que no tuvieron sus víctimas. La única desventaja de un corazón honesto es la credulidad.
PERU21